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    Escenarios de Campaña


    El arte de debatir: estrategia, narrativa y poder en tiempos de campaña

    Hace unos días, Tucumán volvió a tener un evento importante para nuestra democracia, un debate político, público y abierto entre los principales candidatos a diputados nacionales, transmitido por La Gaceta Play. Más allá de quién “ganó” la noche, el solo hecho de que los candidatos se enfrenten cara a cara, con preguntas, réplicas y tiempos iguales, ya es una buena noticia para la calidad institucional de esta campaña. 

    Lo cierto, es que en tiempos de desinformación y polarización, debatir en público sigue siendo uno de los acontecimientos más desafiantes para cada candidato, donde se observa su capacidad de debatir, defender sus ideas y propuestas, y lo más difícil, no perder la templanza frente a los ataques de sus adversarios. Algo nada fácil, incluso para la política. Por este motivo, desde #Meraki, quisimos darles un informe especial de Debates. 

    Desde la mirada de la ciencia política, los debates no son solo una herramienta de campaña, sino un instrumento de fortalecimiento democrático. Diversos estudios coinciden en que promueven la deliberación pública, la transparencia y la rendición de cuentas.
    Como sostiene Druckman (2003), los debates televisivos no sólo informan, sino que ayudan a los ciudadanos a formarse una opinión más racional sobre los candidatos, especialmente en contextos de alta incertidumbre. En otras palabras, verlos debatir no cambia necesariamente el voto, pero sí mejora la calidad del voto.

    El debate cumple, además, una función simbólica de legitimación democrática: quien se anima a debatir, reconoce la igualdad de condiciones y el derecho del otro a interpelarlo. En términos de Barbieri & Reina (2023), los debates son “rituales de exposición pública” donde los candidatos se someten al escrutinio ciudadano y, al hacerlo, reafirman la naturaleza republicana de la competencia electoral. Desde esta mirada, cada debate es una escena donde la política deja de ser promesa y se vuelve performance frente al pueblo. Y lo cierto, es que hay una gran mirada sobre los candidatos. Durante el debate y sobre todo los días posteriores.

    Ahora bien, desde la comunicación política, el debate no es solo un espacio deliberativo, sino una puesta en escena estratégicamente elaborada, planificada y ejecutada por un buen candidato  y su equipo de comunicación.  Cada plano, cada gesto, cada frase, exabrupto y cada silencio comunican tanto como las ideas. Incluso más. Y detrás de cada intervención, hay (o debería haber) una estrategia planificada al milímetro. Con esto queremos decir, que cada candidato debería ir sumamente preparado para llevar adelante la difícil tarea de vivir un debate público y televisado. 

    Autores como William Benoit (2017), en su libro Functional Theory of Political Campaign Discourse, plantean que los mensajes políticos -incluidos los debates- cumplen tres funciones básicas: aclamar, atacar o defender.  La eficacia no depende de la agresividad, sino de cómo se combinan esas funciones según el objetivo de campaña. Un candidato puede “ganar” la discusión, pero perder la narrativa si no logra proyectar coherencia con su identidad política. Y aquí me gustaría sumarle la importancia de las redes sociales y su alta capacidad de viralizar contenidos de valor. 

    Un candidato preparado, no será solamente el que sepa dar el golpe justo, instalar una idea o frase que resuene con su electorado, o mejor aún,  quien quiebre la narrativa o mensaje de su adversario. Un “buen candidato”, será aquel que cuente con un equipo de comunicación que consiga rápidamente crear contenidos con ese fragmento e instalarlo en la conversación digital. 

    En Argentina, Barbieri y Reina (2023) profundizan esta idea al afirmar que los debates no se ganan con datos, sino con control narrativo: “debatir no es contestar, es conducir la conversación hacia donde uno quiere”. Y eso implica entender que el debate político es un acto simbólico: quien domina el tono, el ritmo y el encuadre, domina también el significado.

    Por eso, en comunicación política, el debate no se improvisa. Se lo trabaja estratégicamente, se lo estudia, se lo practica una y otra y otra vez. Hasta que nuestro candidato puede pararse frente a las cámaras, sus adversarios y todos los televidentes con seguridad, confianza y mucha experiencia. Pero detrás de esa naturalidad hay horas de entrenamiento, estrategias afinadas y juegos de rol donde ya fue atacado, contradicho y desafiado una y otra vez.  O al menos, esa es la fantasía que nos permitimos los equipos de comunicación: creer que ningún golpe nos tomará por sorpresa.

    Y para terminar, y sumando un poco de la experiencia de Meraki queremos dejarte estos tips que creemos indispensables para prepararte para un posible debate. 

    1. Tener claro tu  objetivo. Mostrar liderazgo, empatía, competencia, cercanía y solidez en tus propuestas.
    2. Un diagnóstico y estudio profundo de tu adversario. Saber sus fortalezas y debilidades. Su historia. su trayectoria, etc. Aqui sumar, que no debes ir a por todos. También debes saber elegir, contra quien debatir y contra quien no.
    3. Entrenar. Entrenar. Y entrenar. Debes tener manejo de cámara, pausas, lenguaje corporal y control del tiempo. Saber que decir, a quien mirar o cómo mirar para dar fuerza a determinadas frases. Entrenar la Templanza. Al final de cuentas todos somos seres humanos y no hay  que  caer en las ofensas.
    4. Una narrativa consistente que sobreviva a los minutos de tensión o al titular del día siguiente. No importa cuanto te afecte o moleste lo que te digan. No salgas de tu eje, tu narrativa y tu entrenamiento. En un debate jamás vamos a convencer a nuestros adversarios.

    Como explica Druckman, “las impresiones visuales tienen más impacto que los argumentos cuando el conocimiento político es bajo” (2003). En otras palabras, la forma de comunicar puede amplificar o neutralizar el fondo. No podemos controlar cómo nos afecta el otro pero si como nosotros reaccionamos o invalidamos esos ataques. Y como advierte Benoit, “no gana el más elocuente, sino el que logra que su argumento parezca razonable y sus ataques, justos” (2017).

    Más allá de la dinámica del intercambio que vimos hace algunos días, lo interesante fue observar cómo cada uno eligió disputar su narrativa desde su centro de poder y seguridad. Creemos que lo hicieron muy bien.  Y en política, como en toda historia, no gana el que más habla, sino el que logra ser recordado.

    🎯 Meraki tips para equipos de comunicación y candidatos

    1. Definir el objetivo antes de entrar al estudio. Un debate no se gana adentro: se gana en la planificación.
    2. Entrenar el cuerpo tanto como la palabra. La serenidad comunica más liderazgo que la agresividad.
    3. Anticipar los golpes del rival. Conocerlo es la única forma de no caer en su juego narrativo.
    4. Preparar el posdebate. Lo que circula en redes las siguientes 24 horas es tan importante como el minuto televisivo.
    5. No faltar. Participar de un debate no es un riesgo, es un acto de confianza. 

    En definitiva, los debates no son solo una instancia electoral: son una prueba de madurez democrática y de inteligencia comunicacional. Porque quien no teme debatir, no teme gobernar.


    Elecciones en República Checa: narrativas en pugna y lo que está en juego

    El 3 y 4 de octubre, la República Checa elegirá a los 200 miembros de su Cámara de Diputados, de donde saldrá el próximo gobierno. Como en cada elección en este país parlamentario, la clave no será tanto quién gana en votos, sino qué fuerza logra articular la coalición más sólida para gobernar. En estas elecciones, lo que realmente está en jueego es el rumbo del país en un contexto internacional complejo con varios frentes de conflictos alrededor.

    La coalición gobernante SPOLU (centro-derecha, pro-UE) ha apostado durante la campaña por un framing claro: la elección no es solo entre partidos, sino entre dos modelos de país. Por un lado, continuar en el eje occidental, reafirmando el compromiso con la UE y la OTAN en plena guerra en Ucrania y conflicto de gaza; por el otro, abrir la puerta a un giro populista y euroescéptico.  Privilegiando lo nacional y local (al estilo Trump y el presidente de hungría) por encima del modelo europeísta. El mensaje busca transmitir que votar contra SPOLU es debilitar la seguridad de toda la región y afectaría directamente la proyección internacional de Chequia.

    Por otro lado, Andrej Babiš y su partido Acción de Ciudadanos Insatisfechos han sabido capitalizar el malestar social. Y se puede observar que en su narrativa combina dos ejes potentes.  En primer lugar,  la  Soberanía frente a Bruselas: prometer más autonomía, control migratorio y políticas menos condicionadas por la UE. Como así también, han posicionado el mensaje de El pueblo contra las élites, presentándose como defensor de la gente común frente a políticos tradicionales y tecnócratas alejados de la realidad cotidiana. Algo que nos podría resonar con la “Casta política” La campaña de Babis, quiere llegar a la ciudadanía con un mensaje más emocional, directo y personalizado. Buscando tocar, precisamente aquellas fibras más sensibles, respecto a lo que preocupa (crisis energética, inflación, políticas migratorias) y molesta a sus ciudadanos.

    Mientras el partido oficialista, SPOLU, mantiene un discurso institucional pero  esperanzador de estar en el camino correcto, Babis apuesta por la confrontación y la simplicidad en sus mensajes. La campaña oficialista transmite estabilidad; la opositora, cambio urgente. Aquí queda por descubrir, muy pronto, que espacio conecta de mejor forma con lo que hoy le preocupa a los checos.

    Es importante destacar que, la elección checa trasciende sus fronteras. Esto se debe a que, si gana Babis, se fortalecerá la ola populista y euroescéptica en Europa Central, complicando la cohesión de la UE en seguridad y economía. En estos momentos, que se vienen tomando determinaciones trascendentales frente a diferentes puntos de conflictos internacionales. Y por otro lado, si  triunfa SPOLU, se enviará un mensaje distinto: que incluso en medio de la crisis es posible sostener un relato europeísta, mirando también hacia las políticas sociales como herramienta de  …Para quienes nos apasiona la política, sus campañas y la comunicación. Creemos que la atención en estas elecciones debería ser que en contextos polarizados no basta con advertir sobre los riesgos de “lo otro”. Ya lo vimos en otras campañas y nos siempre es lo ideal. Los votantes quieren también una ilusión en la que creer, una propuesta concreta y viable que signifique estar mejor.. En la República Checa, como en América Latina, los políticos y gobiernos que logran traducir los beneficios de sus propuestas o modelos de gobiernos en a la vida cotidiana de la gente son las que marcan la diferencia


    Elecciones en Jamaica: Andrew Holness y al Jamaica Labour Party empiezan su tercer mandato

    El 3 de septiembre de 2025 Jamaica celebró elecciones generales en un contexto de alta competitividad política, atravesado por el debate sobre la transición hacia una República y por persistentes problemas sociales y económicos. La contienda enfrentó a los dos partidos históricos: el Jamaica Labour Party (JLP), en el poder desde 2016 bajo el liderazgo del primer ministro Andrew Holness, y el People’s National Party (PNP), encabezado por Mark Golding, que buscaba recuperar protagonismo.

    El sistema electoral jamaicano es parlamentario y de mayoría simple (first-past-the-post), con 63 circunscripciones uninominales. El partido con más escaños forma gobierno y su líder asume como primer ministro. En 2020, el JLP había obtenido una victoria aplastante con 49 escaños frente a 14 del PNP, en medio de una participación históricamente baja (37,8 %).

    Uno de los ejes centrales en la campaña de 2025, fue la reforma institucional hacia la República El JLP la defendió como culminación de la independencia alcanzada en 1962, mientras que el PNP cuestionó la falta de consenso y propuso un proceso más gradual y participativo. El debate trasciende lo jurídico, involucra la identidad nacional, la memoria colonial y el lugar de Jamaica en el Caribe y la Commonwealth.

    La economía constituyó otro frente clave. Aunque el turismo mostró recuperación y permitió cierta estabilidad macroeconómica, persisten desigualdades, desempleo juvenil y un alto costo de vida en rubros básicos como alimentos y energía. Estos factores alimentaron el descontento social, capitalizado por la oposición.

    La seguridad se mantuvo como desafío estructural. Si bien en 2025 los homicidios cayeron más de un 40 %, más del 70 % de los delitos continúa vinculado a pandillas que controlan territorios, rutas de narcotráfico y tráfico de armas. Jamaica sigue siendo un punto estratégico para el tránsito de cocaína hacia Norteamérica y Europa. El gobierno presentó la reducción de homicidios como logro, pero las denuncias por uso excesivo de la fuerza policial opacaron este resultado: entre enero y abril de 2025, los disparos fatales de la policía aumentaron más de un 150 %, generando tensiones con organizaciones de derechos humanos.

    En materia de estrategia electoral, el JLP realizó actos bajo el lema Choose Jamaica, destacando crecimiento económico, reducción de la pobreza, desempleo mínimo (3,6 %) e inversión en infraestructura. Holness insistió en pasar de “arreglar la economía nacional” a “construir la economía local”. El PNP, en cambio, priorizó la lucha contra la corrupción y la transparencia institucional, proponiendo leyes de impeachment, órdenes contra enriquecimiento ilícito y obligatoriedad de divulgación patrimonial. Golding también denunció el uso de fondos públicos en propaganda oficialista y contrastó con el compromiso de sus parlamentarios con el Código de Conducta de la Integrity Commission, al que el JLP no adhirió.

    Las encuestas previas mostraban un escenario competitivo: el PNP crecía entre votantes de 45 a 64 años, el JLP mantenía ventaja en el electorado femenino y los jóvenes exhibían apatía. La Electoral Commission of Jamaica (ECJ) reforzó la legitimidad del proceso con la presencia de misiones de observación de la OEA, CARICOM, el Commonwealth Secretariat, CAPEL y la organización local CAFFE.

    Los comicios de 2025 se perfilaban como los más reñidos en décadas. Finalmente, los resultados preliminares confirmaron la victoria del JLP con 34 escaños frente a 29 del PNP, lo que otorga a Holness un tercer mandato consecutivo. Sin embargo, la participación apenas alcanzó el 39,5 %, reflejando apatía ciudadana y cuestionando la legitimidad del triunfo.De cara al futuro, el nuevo gobierno enfrenta un entorno de alta presión social, marcado por reclamos de justicia, control del crimen organizado y mayor participación democrática en los procesos de reforma. En el plano internacional, Jamaica deberá redefinir su proyección regional y sus vínculos estratégicos con Estados Unidos y el Reino Unido, en un Caribe cada vez más relevante dentro del tablero global.


    Legislativas Argentina: definido el esquema de alianzas ¿un anticipo del panorama para la segunda mitad del mandato de Milei?

    Cerrado el plazo legal para la presentación de frentes y alianzas electorales, queda un poco más clara la conformación del escenario electoral de cara a las elecciones del próximo octubre en Argentina, especialmente para empezar a comprender el comportamiento de los actores centrales: el oficialismo nacional, la principal fuerza opositora y los sectores dialoguistas.

    LLA competirá con marca propia y sin alianzas en 15 de las 24 provincias. De esas 15, sólo dos renuevan una cantidad significativa de diputados nacionales (Córdoba y Santa Fé 18 de  las 53 bancas que pone en juego este grupo), sin embargo, se presenta individualmente en 4 de las 8 provincias en las que se ponen en juego bancas para el Senado de la Nación: Neuquén, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.

    Suma al PRO en cinco distritos, dos de ellos clave: Provincia de Buenos Aires y CABA (48 bancas en juego), además de La Pampa, Misiones y Tucumán. Suma a la UCR en Mendoza y Chaco (donde además se ponen en juego bancas de senadores), en alianza con los gobernadores de ese distrito. Finalmente, LLA, PRO y UCR confluyen en el distrito conducido por Rogelio Frigerio en el que, además de 5 bancas a diputados se ponen en juego senadores nacionales.

    El Peronismo logró la unidad en 15 de los 24 distritos y buscan pretenden disputar competitivamente las 100  de 127 bancas que se ponen en juego en las juego en estos distritos. Además, en 5 de ellos se eligen senadores nacionales (CABA, Chaco, Neuquén, Río Negro y Santiago del Estero). No lograron confluir en una única alianza en Entre Ríos, Salta y Tierra del Fuego, tres distritos en los que se eligen senadores además de Córdoba, Chubut , Jujuy y Misiones.

    Finalmente, queda el caso del espacio de los gobernadores Torres, LLaryora, Sadir, Vidal y Pullaro: Provincias Unidas que compite en distritos que ponen en juego 26 de las 127 bancas en total y ningún senador. El dato: en todos los distritos LLA compite individualmente y en tres de ellos el peronismo va dividido. Con los resultados de octubre sobre la mesa conoceremos la intensidad del nuevo “grito federal”.


    Bolivia 2025: una elección marcada por enfrentamientos y crisis de legitimidad

    Las elecciones generales de Bolivia están previstas para el 17 de agosto de 2025, con una posible segunda vuelta el 20 de octubre. Además de presidente y vicepresidente, se renovarán los 130 diputados y 36 senadores que integran la Asamblea Legislativa para el período 2025-2030.

    Pero para entender lo que está en juego, es necesario repasar los acontecimientos políticos de los últimos años. En 2016, Evo Morales buscó modificar la Constitución mediante un referéndum para habilitar la reelección indefinida, pero la ciudadanía lo rechazó por un estrecho margen (51,3%). Sin embargo, en 2017, el Tribunal Constitucional lo habilitó nuevamente, argumentando que restringir su postulación vulneraba sus derechos políticos.

    La crisis explotó en las elecciones de 2019, cuando se interrumpió la transmisión de resultados preliminares y comenzaron las denuncias de fraude. La presión social y política derivó en la renuncia de Morales, quien denunció un golpe de Estado y termino con el gobierno interino de Jeanine Áñez.

    En 2020, el MÁS -Movimiento al socialismo que representa a los movimientos sociales, campesinos e indigenas y obreros- volvió al poder con Luis Arce, pero la paz no llego a estas elecciones.

    Las facciones “evista” y “arcista” compitieron abiertamente por el liderazgo, fracturaron al oficialismo, que termino con la renuncia de Arce durante la campaña. Y por otro lado, aunque Evo Morales no está habilitado para competir, su influencia sigue siendo significativa. En esta ultima etapa llamo públicamente a sus votantes a votar en blanco como señal de protesta y se han visto continuas movilizaciones por no dejarlo compertir.

    Dentro de la izquierda han quedado tres candidaturas para esta contienda: Andrónico Rodríguez -senador joven con apoyo de nucleo evista-, David Choquehuanca -actúal vicepresidente- y Luis Eduardo Castillo -exministro de gobierno impulsado por una parte de arcismo-. La actual disputa del espacio puede marcar el rumbo de una la posible derrota de la Izquierda. Ya que el partido MAS ya no opera como una fuerza política unificada sino como un espacio fragmentado en disputa con estructuras paralelas, estrategias confrontadas y un electorado divido.

    En contraposicion, los principales candidatos de la oposición – de centro derecha- han logrado posicionarse como alternativas competitivas en este escenario de fragmentación. Entre ellos, Samuel Doria Medina – Político empresario- y Jorge Quiroga Ramírez -Ex presidente y lider del partido (ADN)- encabezan las encuestas con niveles de intención de voto entre el 18% y 24%.
    Frente a este escenario de incertidumbre, lo que más dificil hace preveer el resultado de esta elección es el elevado porcentaje de indecisos que alcanza el 30% de los ciudadanos. Por lo que la movilización electoral y la decisión sobre la hora de los indecisos puede ser determinante.

    Mientras los liderazgos se enfrentan, la ciudadanía boliviana demanda estabilidad, empleo y claridad institucional. Lo cierto es que el escepticismo hacia el sistema político crece cada día mas, como se evidencia en la apatía hacia los candidatos y la falta de confianza en la justicia.

    En Bolivia, la ciudadanía se enfrenta al desafío de sostener un sistema político que muestra claros signos de fatiga institucional, crisis de representación y erosión de los consensos básicos que sostuvieron la democracia en las últimas décadas. Más que una elección presidencial, 2025 será la muestra de si las instituciones democraticas tienen la capacidad del reconstruir legitimidad, renovar liderazgos y recuperar la confianza en las reglas del juego democrático.


    Primeros pasos electorales en Chile: Elecciones primarias presidenciales

    Chile celebra elecciones presidenciales el próximo 16 de noviembre de 2025. En el marco de este proceso electoral, el 29 de junio los partidos del actual Gobierno progresista celebrarán sus primarias para definir una candidatura única para concurrir a las elecciones.

    ¿Cómo funcionan las elecciones primarias en Chile?

    Las primarias son elecciones internas voluntarias que los partidos o coaliciones pueden usar para nominar candidatos a cargos de elección popular. Están reguladas por la Ley y sus resultados son vinculantes para las colectividades participantes. En la práctica, esto significa que el ganador de la primaria por ley debe ser el candidato oficialista en la elección general, y las colectividades deben apoyarlo luego. Por norma constitucional el sufragio es obligatorio en las elecciones generales, pero en las primarias no hay multa por abstenerse (el voto es voluntario). El Servicio Electoral organiza todo el proceso, el Tribunal Calificador de Elecciones se encarga de calificar oficialmente las primarias presidenciales. Además, las Juntas Electorales designan los vocales de mesa y, por Decreto Supremo, se asignan jefes militares de Fuerzas Armadas para la seguridad del evento.

    No existe obligación legal de celebrar primarias: es decisión interna de cada partido o coalición. Cada colectividad define, en sus órganos colegiados, si realiza primarias y si lo hace sola o en pacto con otros partidos e independientes.

     Cada pacto decide quiénes forman el padrón de votantes de su primaria. Las opciones van desde permitir sólo a afiliados de los partidos del pacto, hasta incluir también a independientes, o incluso habilitar a todos los electores inscritos. En la práctica, la mayoría de pactos habilitan tanto a militantes como a independientes sin partido. 

    Las primarias tienden a concentrar la competencia interna del sector y legitimar al candidato ganador. Al ser vinculantes, obligan a los partidos participantes a respaldar al ganador en la elección general. También sirven como un primer test electoral: los candidatos hacen campaña y dan a conocer sus propuestas con meses de anticipación. Esta “pre-campaña” eleva la visibilidad de los aspirantes oficialistas y puede forjar liderazgos dentro del bloque. Sin embargo, también puede exponer tensiones internas (por ejemplo, la exclusión de algunos partidos que no firman el pacto). En general, se considera que una primaria exitosa fortalece la unidad de la coalición, mientras que el resultado revela la fuerza de cada corriente al interior del pacto.

    Ningún partido está obligado por ley a hacer primarias; su celebración es voluntaria y determinada por estatutos internos. En la práctica, suelen realizarlas los grandes bloques electorales que aspiran a disputar la Presidencia. Para la elección de 2025, todos los partidos podían inscribir primarias, pero sólo lo hicieron los integrantes del pacto de gobierno. El 1 de mayo de 2025 Servel informó que “solo un pacto fue formalizado” para las primarias presidenciales del 29 de junio. Ese pacto fue “Unidad por Chile”, integrado por ocho partidos de la centroizquierda y el progresismo:

    • Partido Socialista (PS)
    • Frente Amplio (FA)
    • Partido Liberal (PL)
    • Federación Regionalista Verde Social (FRVS)
    • Partido por la Democracia (PPD)
    • Partido Radical (PR)
    • Partido Comunista (PC)
    • Partido Acción Humanista (PAH)

    ¿Qué se espera?

    En la práctica, entonces, el 29J solo se realizaron las primarias del sector oficialista. Servel detalló que “en las Primarias del próximo 29 de junio se elegirá al candidato (o candidata) que representará al pacto ‘Unidad por Chile’”, siendo ese el único pacto inscrito. La relevancia de esta primaria en el proceso electoral 2025 es alta: definirá quién lidera la coalición oficialista en la contienda presidencial. Mientras las izquierdas gastarán dos meses de campaña interna (ofreciendo alta visibilidad mediática a sus aspirantes), las derechas entran a la campaña unidas desde el primer día. 

    El ganador adquirido recibirá el espaldarazo de la coalición de gobierno y toda su maquinaria para la campaña presidencial de noviembre. Esto puede consolidar liderazgos internos (por ejemplo, del Frente Amplio o el Partido Comunista) y ajustar las alianzas dentro del bloque oficialista. En cambio, la ausencia de primarias opositoras deja a la derecha ya con sus candidatos definidos, lo que puede traducirse en una competencia más polarizada entre bloques. Además, el resultado del 29J puede influir en negociaciones legislativas: se abre el tiempo para que los sectores oficialistas se unifiquen y corrijan posicionamientos antes de la primera vuelta. En resumen, estas primarias aclaran la oferta electoral de la centroizquierda y marcan el ritmo político de cara a las elecciones generales, reflejando las nuevas dinámicas partidarias en Chile.


    Portugal y el relato del enojo: el nuevo lenguaje del poder

    Elecciones  Legislativas en  Portugal 2025

    Las elecciones legislativas anticipadas de Portugal, celebradas en mayo de 2025, marcaron un punto de inflexión en la política portuguesa y dejaron algunos puntos claves para analizar en nuestra newsletter. Principalmente la consolidación de una fuerza ultraderechista que ya no busca ocupar los márgenes sino ser el centro del poder. Con esta nueva elección, Portugal se suma a un larga lista de países europeos que vienen experimentando el colapso del bipartidismo tradicional y el ascenso de una derecha que crece al ritmo del enojo social.

    Desde el 18 de mayo, el Parlamento portugués quedó conformado por la histórica Alianza Democrática (centroderecha) como fuerza más votada con 31,8% de votos y 91 escaños pero sin mayoría propia. A pesar de estos resultados, el gran protagonista fue Chega, un partido de extrema derecha que se convirtió en la segunda fuerza nacional con 60 escaños al sumar los votos del exterior, consiguiendo superar al histórico Partido Socialista que solo obtuvo 58. Además, estando en democracia es la primera vez que el Partido Socialista quedó tercera fuerza política. Un hecho político que, en términos simbólicos, marca el inicio de una nueva era. 

    Portugal y el relato del enojo: el nuevo lenguaje del poder

    El crecimiento de Chega liderado por Andre Ventura no fue casual. En solo seis años pasó de ser una fuerza política con dos diputados, que inició con mensajes xenófobos contra gitanos a conseguir imponer la conversación política de todo el país en las últimas elecciones y obtener 60 diputados. ¿Cómo lo logró? Con un mensaje claro, simple y emocional: mano dura, orden, antielitismo, anticorrupción y rechazo a la inmigración. 

    Este  espacio, consiguió construir una narrativa de confrontación que activó miedos, prejuicios y demandas de una ciudadanía que no encuentra respuestas. Además, al  tener a su favor un historial de casos de corrupción en los espacios políticos tradicionales para poder señalar lo que había que cambiar en Portugal.

    En esta campaña, Chega marcó la agenda: obligó al resto a hablar de sus temas, desplazó el foco de la economía al orden, y lo hizo con una estrategia comunicacional muy potente. Dominó las redes sociales, viralizó frases provocadoras, confrontó hasta último momento, usando cada escándalo político en una oportunidad para su espacio en ascenso. Y lo más importante -y difícil en tiempos de campaña- consiguió conectar con un electorado desencantado. Historias que ya vivimos en nuestra querida Argentina. 

    Por otro lado, la tradicional Alianza Democrática llevó adelante una campaña institucional, con propuestas que se centraban en la estabilidad y la moderación. Si  bien quedaron como  primera fuerza,  no lograron contener el avance del  nuevo espacio de extrema derecha Chega. El Partido Socialista, por su parte, intentó defender su legado de gestión, hablar de vivienda, salud y salarios. Llevando adelante una campaña más defensiva y de gestión, poco emocional y sin un mensaje diferenciador. 

    Una vez más, el miedo no es suficiente para mantenerse en el gobierno. Las advertencias sobre el peligro de Chega no bastaron para movilizar a su electorado ni recuperar a los desencantados. Y así, obtuvieron el peor resultado desde 1987 y la renuncia de su líder el mismo día de la elección.

    La experiencia portuguesa se asemeja a la argentina. La desconfianza hacia el sistema, la persistencia de la desigualdad, el desprestigio de los partidos, la corrupción en la política y la pérdida de fé en el futuro son historias que conocemos bien. El crecimiento de una fuerza como Chega, sin estructura territorial, recursos ni historial político pero con mensajes fuertes y directos nos acerca a liderazgos como el de Javier Milei en Argentina. Son nuevas figuras que canalizan un enojo transversal y que convierten ese capital simbólico en poder político real y a veces, hasta en identidad.


    Lo que CABA nos dejó: LLA y PRO entre la fragmentación y la apatía electoral

    Las elecciones legislativas del 18 de mayo de 2025 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires representaron un quiebre en la dinámica electoral porteña, marcando el fin del predominio del PRO en su histórico bastión y el ascenso de La Libertad Avanza (LLA) como la principal fuerza política de la Ciudad. Con el 30,1% de los votos, la lista encabezada por el vocero presidencial Manuel Adorni logró ganar 13 bancas en la Legislatura. Más allá del resultado numérico, la elección consagra a LLA como la única fuerza política del país capaz de competir con marca propia sin necesidad de alianzas tradicionales ni estructuras partidarias heredadas.
    En segundo lugar quedó el frente peronista “Ahora Buenos Aires”, encabezado por Leandro Santoro que, con el 27,4% de los votos, obtuvo 9 bancas. Aunque no logró imponerse sobre LLA, obtuvo 2 nuevas bancas que dejan al justicialismo con un tercio del total de escaños en la legislatura porteña.
    El resultado más llamativo fue el bajo desempeño electoral del PRO que, tras 17 años de hegemonía en la Ciudad de Buenos Aires y con Silvia Lospennato como principal candidata —bajo la nueva marca “Buenos Aires Primero”— obtuvo solo el 15,9% de los votos, evidenciando que, la fractura de Juntos por el Cambio ayudó a profundizar el debilitamiento del macrismo en una ciudad que dejó de ser amarilla, especialmente en el corredor norte: donde los libertarios se impusieron en barrios como Palermo, Belgrano, Caballito y Devoto.

    Al mismo tiempo, la elección dejó en evidencia que la nacionalización de la campaña propuesta por LLA desde lo discursivo y con su primer candidato terminó por imponerse en la discusión electoral local, corriendo el eje de una campaña municipalizada,  como se planteaba desde el macrismo.
    Paralelamente, la reaparición de Horacio Rodríguez Larreta, ex jefe de Gobierno porteño y ex precandidato a Presidente de la Nación por Cambiemos, con su lista “Volvamos Buenos Aires” y con 3 bancas obtenidas, anticipa los enormes desafíos que enfrenta el PRO para reconstruir su identidad y liderazgo en el distrito que se percibía como su bastión histórico. 

    El dato más preocupante fue la baja participación: sólo votó el 53,3% del padrón, reflejo de la creciente apatía electoral en CABA y el país. Ni la Boleta Única Electrónica, ni la eliminación de las PASO, ni el adelantamiento de los comicios impulsado por Jorge Macri lograron revertir esta tendencia. 

    La dispersión de la oferta electoral alcanzó niveles inéditos: se presentaron 17 listas, pero solo 5 lograron superar el umbral para ingresar legisladores. Este exceso de candidaturas evidencia no solo una fragmentación creciente del sistema político, sino también una brecha cada vez más profunda entre la dirigencia y una ciudadanía que opta por no involucrarse.

    En definitiva, las legislativas porteñas de mayo de 2025 no solo modificaron el equilibrio de fuerzas dentro de la Ciudad, sino que funcionaron como una radiografía anticipada de los desafíos que enfrentará el sistema político argentino en su conjunto: baja participación, alta volatilidad electoral, debilitamiento de los partidos tradicionales y un oficialismo nacional que aspira a consolidar su presencia territorial en todo el país.


    Mirando hacia afuera: elecciones en Ecuador

    El 13 de abril de 2025 se celebró la segunda vuelta presidencial en Ecuador, donde Daniel Noboa fue reelecto con casi el 56% de los votos frente al 44% de la candidata correísta Luisa González. Noboa amplió su ventaja, obteniendo más de un millón de votos adicionales, consolidando su reelección con una diferencia de 12 puntos porcentuales. La campaña se desarrolló en un contexto de alta polarización política, creciente inseguridad y crisis económica.

    En la primera vuelta (9 de febrero), ambos candidatos empataron técnicamente con una diferencia de apenas 16.746 votos. Sin embargo, Noboa revirtió la tendencia en provincias clave como Guayas. González denunció fraude, aunque sin pruebas.

    La victoria de Noboa no se basó en una estructura partidaria consolidada, ya que su alianza (ADN) es reciente, sino que logró consolidar una narrativa de continuidad, orden y rechazo al correísmo, especialmente ante un electorado cansado del conflicto político y preocupado por la inseguridad. Parte importante del triunfo electoral fue el voto especialmente de electores independientes y centristas que no querían el regreso del correísmo.

    Un aspecto clave fue el comportamiento del voto indígena. Aunque Leonidas Iza, líder del movimiento indígena Pachakutik, mostró apoyo  oficialmente a González, la mayoría de los votantes  no siguieron esa línea. Noboa incrementó notablemente su caudal de votos en cantones de provincias con mayoría de población indígena (hasta un 186% más), mientras que González creció significativamente menos. 

    Por otro lado, es interesante analizar que la participación electoral fue notablemente alta. En la primera vuelta del 9 de febrero, se registró una participación del 82,03%, con 11.264.476 votantes de un padrón de 13.742.533 ciudadanos habilitados. Y la segunda vuelta  superó el 83%, reflejando un compromiso democrático significativo por parte de la ciudadanía.

    Una cuestión interesante a destacar es el Estado de excepción, el cual ha sido una herramienta clave que utilizó el presidente para enfrentar la creciente violencia e inseguridad vinculada al crimen organizado. Le permitió imponer medidas como toques de queda, militarización y suspensión de ciertos derechos constitucionales. Para el gobierno, esta medida fue central para proyectar autoridad, responder a la demanda ciudadana de seguridad y consolidar una imagen de firmeza, especialmente durante el proceso electoral.

    Finalmente, Noboa se convirtió en el primer presidente en ser reelegido para un mandato completo desde 1979, con validación de observadores internacionales. Su segundo mandato enfrenta el reto de equilibrar la seguridad, la legitimidad democrática y la gobernabilidad en un país profundamente dividido.


    Mirando hacia adentro: elecciones en Santa Fe

    Este domingo 13 de abril, la provincia de Santa Fe eligió a los convencionales constituyentes que tendrán la tarea de reformar la Constitución provincial, tras la promulgación de la ley en diciembre de 2024, que declara necesaria la reforma. A la par, se celebraron las PASO para cargos municipales y concejales.

    La reforma apunta a modernizar y transparentar el sistema institucional: Los temas en discusión serán: Ficha Limpia para todos los candidatos a cargos públicos, creación de una jurisdicción electoral autónoma, (similar a la figura de la Cámara Nacional Electoral) , reformas legislativas: se propone que la cámara de diputados está compuesta por 50 miembros elegidos directamente por el pueblo mediante representación proporcional, modificando el actual sistema de mayoría. También se establecen: la paridad de género, una revisión de las edades mínimas para ser legislador y una evaluación de las reelecciones. Para el Poder Judicial: Una novedosa propuesta de una Corte Suprema Provincial compuesta por 7 miembros y un Procurador General, paridad de género, cese de los miembros a los 75 años y representación regional. 

    Un total de 69 convencionales constituyentes fueron elegidos para llevar adelante la reforma, utilizando un sistema de elección mixto: 50 convencionales elegidos por distrito único y 19 por circunscripción departamental, los cuales representan a cada uno de los departamentos de la provincia.

    12 listas se encontraban en la boleta. El oficialismo, representado por Unidos Para Cambiar Santa Fe, se impuso con 33 convencionales electos y el 34,6% de los votos, aunque por debajo del 58,4% que Maximiliano Pullaro había logrado en las elecciones a gobernador en 2023. Le siguieron Más para Santa Fe (12), La Libertad Avanza (10), Somos Vida y Libertad (7), Activemos (4) y Frente de la Esperanza (3). 

    Un 30% de los votos se distribuye principalmente entre el peronismo (Más para Santa Fé) y La Libertad Avanza, mientras que el restante 30% lo obtienen las otras tres listas. Este escenario refleja una tendencia que se viene delimitando desde las elecciones nacionales de 2023, marcando una configuración política dividida en tres grandes fracciones. 

    Sin lugar a dudas lo que llama la atención de esta elección es la poca concurrencia de los electores. En el padrón electoral hay un total de 2.835.704 electores que se esperaban en las votaciones. Sin embargo, la cantidad de votos emitidos fue de 1.556.994. El nivel más bajo desde el retorno de la democracia en la provincia de Santa Fé.

    Con este terreno delimitado, el verdadero desafío para los convencionales, será por sobre todas las cosas entender por qué la ciudadanía no está pudiendo adherir a las problemáticas que está planteando la política.


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